viernes, 24 de julio de 2009


Al cabo de un viernes 17 de Julio de festejo (cumpleaños, para ser precisa), de transpirar la camiseta(?), de ejercitar los músculos, de menear, de mucho bailar, las siamesas Lela y Jenna durmieron hasta las 15 horas del Sábado 19.
 Muy plácidamente, almorzaron a las 16 hs (y un poquito más tarde también) y se tomaron su tiempo para no hacer más que yacer echadas, cual Luna, la pequeña perrita y mascota de Jenna, en la cama. Compartieron risas, muchas, muchísimas risas; y hasta derramaron pequeñas lágrimas al mismo tiempo en que no paraban de tomarse fotos..


CHAU ME FUI A DORMIR XD

miércoles, 22 de julio de 2009

I just know i couldn't sleep at the whole dawn ~

Luego de disfrutar una buena película en el cine y degustar un riquísimo café a la italiana con mi hermano en una conocida confitería del barrio Abasto, regresé a mi casa. Eran pasadas las dos y media de la mañana.

Cepillé mis dientes y tan pronto como pude, me senté frente a la computadora. Chateé con algunas personas hasta recordar que debía cambiar las canciones que suelo llevar en mi mp3: debo confesar que la escucha de casi todos los días de la melódica voz de James Blunt, (y aunque me resulten hermosas la mayoría de sus canciones) poco a poco, me está resultando un tanto monótono; por eso antes de llegar al hartazgo, mejor es variar.

Comencé el intercambio de música alrededor de las tres horas y unos aproximados treinta minutos de la madrugada; y cuando quise acordarme eran casi las cinco (funcionaba algo lenta la pc, sí, lo reconozco). Fue entonces cuando me apresuré y corri a acostarme; si papá llegaba a encontrarme despierta y con la compu, sin lugar a dudas me hubiese ganado un "¡Jennifer, apagá ya esa máquina y dejáte de joder! Es tardísimo". Por suerte eso no sucedió y evité así una disputa.

Ni bien me recosté, no tardaron en aparecer los pensares que caminan en mi mente cada noche antes de dormir. Lo extraño esta vez fue que no cesaron, y paulatinamente el tiempo avanzó: traté de calmar mis cavilaciones con la suave voz de Lisandro Aristimuño. Pero, inexorable, el choque de la cuchara con la taza del desayuno, me anunció que eran las seis; y mi mamá había despertado fin de cumplir con su rutina. Mientras yo continuaba dando vueltas y más vueltas en mi cama (primero hacia la izquierda, luego a la derecha), dieron las siete y mi hermano partió hacia su trabajo. Fugaz, la velocidad de las agujas del reloj, marcó las ocho, y yo sin poder dormir siquiera cinco minutos seguidos.

Intenté adormecer mis ideas, una vez más, de la mano de Aristimuño hasta llegar a la música de Belle and Sebastian, y sentí la necesidad de escribir. Y lo hice como en pocas.. y hasta me atrevo a decir, como nunca escribo:, sin miedos, sin temores más que los que emanan las certezas de mis sentimientos. Maldita (o acaso debería llamarla bendita?) y esporádica inspiración que me visita en horas no debidas.

No sé qué es lo que realmente me pasa, tampoco si existe preocupación alguna que me inquiete en demasía. (I just know i couldn't sleep at the whole dawn.)
Lo cierto es que han pasado unos quince minutos de las diez de la mañana de este Miércoles, y acá estoy: en mi cama, con la computadora en mi falda, escribiendo, escuchando a Fito, con los ojos cansados y un sueño acumulado.